La Casa

Testimonio de una escritora sobre DEMAC

Cuando me recibió en la puerta la frase “Para mujeres que se atreven a contar su historia” supe que era la puerta de entrada a una nueva vida.

Entre mi desorden mental, la mezcolanza de archivos en mi computadora, otros tantos anécdotas sin terminar de redactar y mi ansiedad por dejar escrita esa historia que corre por mis venas y que deseaba ser contada, llegué un martes a DEMAC a descansar.

¡Por fin un taller! Un lugar en donde me enseñarán a escribir, donde la redacción y los géneros literarios van a ser herramientas, donde me darán la guía que va a poner paz a mi inquietud de ordenar mis manuscritos, voy a aprender a escribir… ¡Qué equivocada estaba!

Desde la primer sesión la magia se hizo, aún escucho a mi querida tallerista Lucy: No importa la letra, la ortografía, la redacción, si es a mano o en computadora, solo escriban desde adentro, desde el fondo, desde donde huele a tu casa de la infancia. Ahí comprendí el sentido de mi llegada a ese bello lugar.

Así llegué a DEMAC, para ya nunca quererme ir de ahí.

Escribir cosas que realmente me hicieron recordar me despertó filosofía para teclear, usar como detonante de escritura “mi primer beso”, me despertó una sed incontenible de buscar palabras para honrar mis memorias. Escribir sobre mis muertitos ¡nunca lo hubiera contemplado! Pero eso ayudó bastante a imprimir sensibilidad cuando hablo de mí misma en el futuro.

Así continué en DEMAC, cada vez más enamorada de esta casa

Luego, apareció un factor sorpresa, algo que no estaba buscando: La hermandad. Tener el honor de compartir letras vivas con 8 mujeres con versiones diferentes de mí misma fue increíble. Guardar secretos, asentar con mi cabeza cuando sus vivencias se asemejan a las mías, pasar la cajita de clínex para que alguna amiga se limpiara sus lágrimas, pedir papel para secar las mías, reír hasta doler, enojarme por sus injusticias en sus historias, sentir dolor de sus desamores, escribir, callar, hablar y luego volver a escribir.

Así hice mío a DEMAC, porque ya no solo era la casa, ahora también eran ellas.

Cuando seis meses de mi vida los dediqué a mí misma para tener un encuentro profundo entre mis letras, mis sentimientos y mis pensamientos entendí la verdadera misión de DEMAC.

Esa casa blanca tan limpia y ordenada en donde todo es amabilidad, sonrisa y paz, creo es el concepto perfecto para describir un refugio.

Es solo el reflejo del orden que se logra en cada una de las mujeres que alguna vez cruza por su camino.

Luego llegó el seguimiento en donde conocí a otras hermosas, interesantes, pensantes, sensibles e inteligentes mujeres que ya aprendieron también a no reparar ni por un segundo en compartir su vida. El circulo de escritura tiene un nuevo sentido en mi.

Así permanezco en DEMAC, con un sentido de pertenencia…

Me descubrí como escritora, me inicié como maestra de ceremonias en una graduación DEMAC, presenté un libro, participé en varios cafés literarios, me animé a abrir un blog en internet: www.elixirdecordura.wordpress y quiero publicar. He aprendido que cuando el sentimiento no me deja expresarme por miedo, tristeza o frustración, siempre, SIEMPRE, las letras están a mi favor.

Gracias DEMAC, por tú encontrarme…

Annie

 

 

Marzo, 2019